Aconsejo leer estos textos en medio de la noche, cuando el cerebro busca huir de lo cotidiano y abre sus puertas al surrealismo. En virtud de este clima extracotidiano es que recomiendo leer estos textos sentado en un sillón de barbero que se sostiene sobre un caracol gigante que, a falta de algo mejor que hacer, recorre un desierto; desierto que visto desde otra perspectiva parece ser la espalda de una mujer.
Si por algún motivo usted no cuenta con el sillón de barbero, el caracol o la mujer, bien puede usar una habitación cualquiera, pero recomiendo buscar una que se encuentre lejos de la cocina de la casa, pero, sobre todo, lejos de la realidad. Aunque puede acompañar la lectura con una bebida, no recomiendo bebidas que lleven burbujas, porque es sabido que las burbujas distraen, y el lector debe ocupar el cien por ciento de su atención, no solo en comprender lo que sucede, si no también en construir las imágenes que el texto propone.